Otra acepción hace derivar la palabra del griego: “a” (sin) “ego” (yo) De modo tal que significaría algo así como “sin mi yo”. El amigo es como “un otro yo”, alguien con quien me identifico tanto, que está tan dentro de mí, y yo tan dentro de él, que termina siendo como “yo mismo, pero sin mi yo” Aquí asociamos amigo con una conexión esencial. Dos, unidos por un hilo profundo.
Sin embargo, la acepción que más me gusta (y disfruto) es aquella que nos comenta que la palabra amigo derivaría del latín “animi” (alma) y “custos” (custodio). De modo tal que amigo significaría, “aquel que te cuida el alma”.
Partiendo de mi propia experiencia personal, y la vivencia que experimento en el vínculo que sostengo con mis amigos, esta etimología poética me encanta y me satisface, me identifica, porque eso es precisamente lo que vivencio con ellos. Siento amor (un amor muy especial, tal como la primera acepción), me identifico con ellos (como lo plantea la segunda acepción), pero, lo mejor, es que siento mi alma cuidada por ellos. Ahí radica el privilegio de tener amigos.
Por eso, celebro el día del amigo cada día que los siento conmigo, y hoy, en particular, hago público mi agradecimiento a todos ellos, mi agradecimiento a la Vida por permitirme el privilegio de tenerlos, porque, si mi alma está en paz, en gran medida, es gracias a los “custodios” que la acompañan siempre.
Quiera la Vida darme la oportunidad de "custodiarlos" con el mismo amor y la misma entrega que ustedes tienen conmigo. Siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.