¿Por quién lloramos cuando lloramos,
qué perdemos cuando perdemos? Posiblemente la experiencia del duelo sea mucho
más cotidiana de lo que creemos. Experimentamos duelos de distinto calibre: sea
la pérdida de una lapicera, un trabajo o un ser querido.
Cuando lloramos un duelo, en realidad
lloramos por nosotros mismos, por vernos
en este estado de haberlo perdido. Algo
así como el qué será ahora de mí sin aquello que perdí. Esto al margen del valor mismo de lo
perdido. Si fallece un amigo querido,
sufro por él, por lo que él vale, pero, al mismo tiempo, sufro por mí, por qué
será de mí, ahora, sin él
En realidad, más allá del valor en sí
de lo perdido, lo que perdemos cuando perdemos algo, es todas aquellas
posibilidades que sentíamos o creíamos tener, poseyendo lo que ahora hemos
perdido. Cuando fallece mi padre, siento perder todo aquello que aún yo
quería vivir con él, por ejemplo, que viera a mis hijos crecidos. Su muerte,
más allá de su valor como individuo y como padre, significa para mí la pérdida
de aquellas posibilidades de vivirlo. Como si la felicidad de ver a mis hijos
crecidos, estuviera en parte ligada a la posibilidad de que él lo presenciara.
Entonces, el duelo me enfrenta con la
vivencia de la imposibilidad de esas posibilidades posteriores. No poder escribir lo que hubiera querido
escribir con aquella lapicera, o vivir lo que hubiera querido vivir con esa
novia o compartir con él, el crecimiento de mis hijos. Lloro por mí, imposibilitado de aquello.
¿Cómo superar un duelo? Perder algo, sin importar qué, siempre duele,
porque pierdo algo más que lo que he perdido.
La plenitud de mi vida no depende de lo que poseo ahora o
de lo que ya perdí. Debo rescatar de la imposibilidad, aquello que, todavía,
permanece en mí y espera ser vivido. No te pierdas con tus pérdidas o vivirás
el duelo de una pérdida mayor. Disfruta en el recuerdo aquello que has tenido y
abre la posibilidad de disfrutar lo que aún posees. La puerta del paraíso está
allí mismo donde la crees perdida. Encontrarla implica la audacia de creerla
siempre al alcance de tu mano
Dr.Claudio César García Pintos
Logoterapeuta
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